miércoles, 20 de diciembre de 2017

Sequía



Llevo en la boca el sabor de la sequía 
Palabras que fueron  agua
Y ahora dibujan escuálidas grafías ininteligibles
Apenas se adivinan en el barro agrietado que sólo condensa sombras de sal

Callar como resistencia
Callar como revolución
El silencio que desprecia el escudo del vacío vocinglero
El silencio lanceolado que atraviesa yelmos inánimes
Callar como calla el aire cuando crujen los huesos

Llevo en la boca el sabor de la sequía
Aprenderé a degustarlo despacio
Cuando la haga estallar contra el cielo
Y me devuelva el sonido de la lluvia horadando la tierra con fonemas fecundos

El silencio como tabla de salvación
El silencio como ola que escupe en una playa pedregosa
Callar ante la algarabía de los elementos
Callar frente al discurso blando y gris de una tempestad inesperada
El silencio como detonante de la chispa que prenderá la pira

Llevo en la boca el sabor de la sequía
Y bajo el pecho un manantial

sábado, 9 de diciembre de 2017

Otra tarde



Esperé aquella tarde como había esperado otras
Pasando a través de un tiempo adoleciente de sosiego
necesitado de lo inaudito de una sombra en la absoluta oscuridad
Esperé aquella tarde y la atravesé
Casi con furia
Separando las aguas con la violencia de la luz repentina
Sangrante zarpazo en el costado que tiñó las nubes sorprendidas
Doliente ser atrapado entre las gotas heladas y el hambre bruta encendida en los dientes
Boca de noche que amenaza con perpetuarse más que nunca
Esperé aquella tarde como el salmón el desove
Sabiéndola definitiva, fría y húmeda
Saboreándola dulce en la memoria de la sal
Escupiéndola amarga entre las piedras que parían relámpagos
Esperé aquella tarde como a otras tantas
Que no llegaron
Entre sus últimos coletazos
Hay un lugar en el que las espinas de piedra trazan relatos
Revelados en charcos de sol