jueves, 1 de mayo de 2014

Mañana de nieve y humo






Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, y sé que mañana comenzará de nieve y humo hasta que terminen de crecer los lirios salvajes y huela de nuevo a canela y aceite. Pero eso será mañana, mientras tanto aquí dura un hoy que parece inabarcable en su silencio y tesón, aunque alrededor de su presencia la quietud hable sin parar de aquellos días que ya casi hemos olvidado.
Llueve mansamente, con la paciencia de una vida que va comprendiendo, al fin, que puede existir una mañana que olvidó el ayer, una vida infinita en el presente y apenas iluminada por esos momentos en los que ni siquiera reconoce su propio esfuerzo al abrir los ojos y contemplar allá, más allá de la lluvia y las nubes y los lirios salvajes, las palabras de un tiempo que ya no será.






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