jueves, 19 de enero de 2012

Tres horas





Las once.

Puedo respirarte despacio como en un sueño tranquilo

y llenarme contigo

hasta ahogarme.

Las doce.

Puedes mirarme y recogerme y guardarme

hasta saber qué hacer

con mis pedazos.

La una.

No puedo dejar que me duelas cuando estallen mis pulmones

paciente y meticuloso relojero

no sobran piezas.

Las dos.

Puedo respirar de nuevo y me das cuerda

yo te daré la hora

tic tac tic tac.






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