jueves, 14 de abril de 2011

Arcoíris, para llevar (II)









Tiendo nubes blancas en mi azotea, y agitadas por el viento deslizan su perfumada humedad por mi arcoiris doméstico, pequeño lujo colgado del alambre que se puede mirar con el sol en la cara, cálido regalo que me trae la colada. Quiero tender al sol mis nubes grises de truenos y aguaceros, para bañarlas en los aromas del tiempo y plancharlas, blancas y suaves, y guardarlas en mi armario secreto entre ramas de espliego y cantos de cigarra. Y espero así el final del invierno, con un ajuar de sol, sin manchas de remordimiento. Tengo un arcoiris doméstico, pequeño lujo colgado del alambre, con el que tiendo nubes y recojo esperas.






 

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